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PROVINCIALES

29 de mayo de 2013

Dos muertos y dos heridos en brutal atentado mafioso a balazos en Rosario

Nueva represalia por el homicidio del líder de la banda de Los Monos, esta vez en el barrio Acíndar. Murió un hermano y un amigo del joven señalado como el asesino del Pájaro Cantero. También iban los padres del sospechoso.

"Si no paran esta guerra van a matar a mucha gente inocente". A regañadientes, el padre de Marcelo Alomar hacía equilibrio entre el dolor más profundo y la bronca más extrema. Dos horas y media antes su hijo había sido asesinado de varios balazos. Estaba al volante de su camioneta Nissan 4x4 doble cabina esperando la luz verde del semáforo de Acevedo y avenida Francia. Eran las 17.20 cuando al menos una moto con dos ocupantes se frenó junto a la ventanilla del vehículo y descargaron alrededor de 30 balazos contra los seis ocupantes: todos, excepto el conductor, familiares de un joven que según fuentes de la investigación y del gobierno es el presunto ejecutor material del asesinato de Claudio Ariel Pájaro Cantero.

Como saldo de este violento atentado murieron Alomar, un mecánico de 33 años domiciliado en Villa Gobernador Gálvez, y Nahuel César, un joven de 24 años que justo ayer había sido absuelto en una causa por abuso de armas por una balacera frente al boliche Yamper, de Ovidio Lagos al 4200. Ambos estaban sentados en el costado izquierdo de la camioneta.

Asimismo, resultaron heridos quienes iban del lado derecho de la 4x4. Norma César, de 49 años y madre de Nahuel, que anoche estaba internada en gravísimo estado en el Hospital Clemente Alvarez con riesgo de quedar cuadripléjica. Y también fue herido Claudio Hernández, de 50 años y pareja de la mujer, que recibió una bala en la nuca que obligó a una operacón, aunque se encontraba estable. Dos hijos de esta pareja, de 7 y 10 años, resultaron ilesos.

En la esquina. Diez minutos faltaban para las 17.30 de ayer y la esquina de avenida Francia y Acevedo mostraba su paisaje habitual para ese momento: mucha gente en la vereda yendo a buscar a sus hijos a la escuela primaria Nº 799 Anastasio Escudero, ubicada en la ochava sudeste, justo frente a la sede del Distrito Municipal Sudoeste. Sobre la ochava noreste, por calle Acevedo, varias personas esperaban el colectivo en una garita mientras algunos vehículos que circulaban hacia el este se detenían ante el semáforo.

"Unas chicas en la garita me contaron que vieron una moto con dos personas que sacaban pistolas. Entonces se escondieron donde pudieron", contaba ayer a la tarde un vecino —uno entre cientos de curiosos, por cierto conmocionados— sobre lo que pocos vieron pero muchos escucharon. Es que apenas se detuvo la moto junto a la Nissan sonó "una banda de tiros, como 30", según contaba un chico que se arrimó al lugar al escuchar las estampidas.

"Iba a buscar a mi hija a la escuela cuando escuché los tiros. Vi un hombre muerto y una mujer que bajaba de la camioneta con el hombro dislocado y mucha sangre. Intenté que se mantuviera consciente hasta que llegaron los médicos. Había un hombre herido también", contó una vecina de la zona. Si bien ella no había visto que en la camioneta hubiera niños, otros testimonios eran muy certeros: una nena de unos 10 años y un nene de 7 habían sido rescatados ilesos y se los habían llevado rápidamente del lugar. Luego se sabría que eran los hijos más pequeños de Norma César y Hernández.

Flanqueados por unos diez patrulleros, personal policial de diversas dependencias intentaban mantener el cordón en torno al perímetro para preservar la escena del doble crimen. Las vainas servidas se encontraban incluso a varios metros de la camioneta, que exhibía impactos en sus vidrios y carrocería.

En medio de un profundo hermetismo policial comenzaban a trascender datos acerca del salvaje episodio. "La mujer herida es la mamá de Milton César", se decía en voz baja cuando no se conocían aún los nombres de las víctimas. Esa versión explicaba el móvil del ataque como una venganza por el crimen del Pájaro Cantero (ver página 32).

"No podemos dar información. Hay dos muertos y dos heridos. Los niños resultaron ilesos", se limitó a decir pasadas las 19 el inspector de Zona Nº 4, Marcelo Latanzi, ante la presión de la prensa que pugnaba por datos oficiales. Como al pasar, trascendió que se hallaron vainas calibre 9 milímetros y que se esperaba contar con información aportada por las cámaras de video ubicadas en el frente del edificio del Distrito Sudoeste, en diagonal a unos 30 metros de la camioneta baleada.

Inocente. En ese marco, alrededor de las 19.30 comenzaron a llegar familiares de Alomar y se escucharon los primeros llantos, desgarradores. Así, entre lágrimas y acusaciones, pudo saberse que el muchacho era mecánico y que la camioneta le pertenecía. Que Hernández y su familia viven a unas siete cuadras del lugar del hecho y al parecer habían llevado un auto al taller del muchacho.

"Marcelo era amigo de todo el mundo. Le veníamos diciendo que no se juntara con cierta gente, que podría tener problemas. Yo le dije que se quedara encerrado estos días, pero él era así: si alguien lo necesitaba, allí estaba", se lamentaba un familiar del mecánico asesinado.

Luego su madre fue más allá y convocó a los periodistas presentes (ver aparte) para incriminar directamente a Luis El pollo Bassi, un barra de Newell's dueño de una remisería en Villa Gobernador Gálvez a quien se le achacan varios delitos pero que nunca fue condenado. Sin embargo, minutos después el padre de Alomar desestimaría los dichos de su esposa para deslizar que el origen de la balacera estaría vinculado con el resonante homicidio ocurrido el domingo a la madrugada en la puerta de un boliche de su ciudad. Y pidió "parar con esta guerra".

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