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NACIONALES

7 de febrero de 2014

Emotivo adiós a los bomberos

Los bomberos y rescatistas muertos el miércoles en el trágico incendio en Barracas fueron objeto ayer de una triste y emotiva despedida, tras ser velados sus restos en el local de la Policía Federal y luego llevados en cortejo fúnebre al cementerio de La Chacarita. Siguen las investigaciones para establecer orígenes del siniestro.

Familiares, compañeros de trabajo, amigos y simples vecinos despidieron ayer a los siete bomberos y dos guardias civiles fallecidos en el incendio y derrumbe ocurrido en el barrio porteño de Barracas, con emotivas ceremonias en distintos puntos de la ciudad y el conurbano.
La ceremonia principal se desarrolló en el Cementerio de la Chacarita, donde fueron inhumados cuatro de los efectivos de la Policía Federal caídos en servicio.
La misma autobomba que llevó a los infortunados bomberos hasta
el depósito de Barracas -la 102- integró el cortejo repleta de coronas y flores detrás de los autos fúnebres que llevaron los restos hasta el cementerio.
Decenas de personas se reunieron al paso del cortejo para expresar su admiración hacia los bomberos, aplaudirlos y arrojar flores.
Los servidores públicos fueron velados en el Salón Dorado del edificio central de la fuerza, en Belgrano y Virrey Cevallos.
La sirena de la autobomba acompañada por aplausos que una multitud ofreció a los bomberos fallecidos fue el emotivo sonido que se escuchó durante el paso del cortejo.
Una multitud se acercó hasta el cementerio para darles el último adiós a los bomberos fallecidos, cuyos féretros estaban cubiertos por la bandera argentina.
Efectivos de la fuerza vestidos con trajes de gala escoltaron los féretros, luego de su llegada al cementerio.
El arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli, presidió la
ceremonia de despedida: "El señor resucitado nos anime en este momento de tristeza y partida, que el amor de Dios inunde nuestro corazón", expresó.
Además, Poli señaló: "Los cristianos encontramos en la palabra de Dios un gran consuelo. El Dios que le dio la vida y el aliento también les dio esta vocación".
"Amando a Dios y al prójimo se cumple todo y el servicio público es una forma de amar al prójimo. El ejemplo de estos valientes hay que tomarlo", agregó.
Luego, el arzobispo de Buenos Aires rezó un Padre Nuestro junto con los presentes, mientras bendecía los féretros.
"Te pedimos por estos hermanos y amigos nuestros, son de la Policía, bomberos, caídos en su misión de servicio. Sus buenas obras en favor nuestro los acompañe. Danos el consuelo y la paz", agregó.
A continuación, se leyó una carta enviada por el Papa Francisco, quien expresó su profunda pena "apenado al conocer la dolorosa noticia del voraz incendio" y donde dijo: "Quisiera transmitir toda mi cercanía y decirles que me siento muy unido a los que sufren".
Cumpliendo el sentimiento del Papa, Poli impartió la bendición apostólica a los familiares, compañeros de la fuerza y vecinos."Que las almas de estos amigos descansen en paz, amén", concluyó el cardenal.
También dirigió unas palabras Arturo Martínez, comandante de Bomberos, quien al despedir a los caídos dijo: "Son y serán nuestro orgullo".
Los seis bomberos pertenecientes a la Policía Federal caídos fueron velados desde la medianoche en el Salón Dorado del edificio central de la fuerza, en Belgrano y Virrey Cevallos, donde asistió el secretario de Seguridad, Sergio Berni, entre otras autoridades.
Allí fueron despedidos el comisario inspector Leonardo Day, la
subinspectora Anahí Garnica; los cabos primero Eduardo Adrián Canessa y Damián Béliz, y los agentes Maximiliano Martínez y Juan Matías Monticelli.
En tanto, el bombero voluntario Sebastián Campos fue velado en el cuartel de Vuelta de Rocha, del barrio de La Boca.
Por su parte, los agentes de Defensa Civil José Luis Méndez y Pedro Baricola fueron despedidos en distintos puntos del conurbano.
Baricola fue velado en Paraná 7093, Villa Adelina -norte del conurbano- y el sepelio se realizó al mediodía en el cementerio de Olivos, mientras que Méndez fue despedido en el cuartel de bomberos de Wilde, en calle Brandsen al 4800, donde se desempeñaba en forma paralela.

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