Así lo señalaron fuentes de la investigación al diario El Día de La Plata, que dio cuenta que el perfil genético hallado en la escena del crimen no se correspondería con el del único detenido. 
 El fiscal Alvaro Garganta, quien investiga el hecho, ya habría recibido el informe preliminar en el que se da cuenta de los análisis del ADN. 
 La Policía y la Justicia pudieron encontrar en la vivienda donde se produjo la masacre rastros de sangre, trozos de piel y pelos, que fueron analizados para intentar determinar el ADN que pudiera llevar al asesino. 
 La vivienda donde fueron asesinadas Bárbara Soto, su madre de 65 años, su hija de 11 (Micaela Galle) y una amiga, Marisol Pereyra (35), está en el barrio La Loma, sobre la calle 28. 
 Si el informe preliminar es confirmado por el fiscal, la causa podría dar un giro inesperado, dado que una de las principales pruebas que se buscaba corroborar para imputarle a Martínez la autoría del hecho, no tendría mucho sustento. 
 En ese sentido, fuentes de la investigación dijeron que, durante el pasado fin de semana, Garganta habría abocado todo su esfuerzo y, el de su equipo de trabajo, a estudiar "una línea investigativa autónoma".
 Garganta no habría ido sobre las hipótesis planteadas por Martínez, como el primo esquizofrénico de Bárbara; un ex novio de la joven apodado "El Yeti"; un conflicto familiar por una sucesión en Mar del Plata; un juicio en ciernes por alimentos al padre de Micaela Galle (11) y el ex esposo de Marisol Pereyra (35), que tenía un antecedente por amenazas. 
 El abogado de Martínez, Julio Beley, evitó confirmar el resultado de ADN, pero estimó que de ese modo se caerá buena parte de la acusación contra su defendido. 
 Indicó, además, que en el marco de la estrategia de defensa, se resolvió no impugnar la ronda de reconocimiento en la que su cliente fue identificado por el remisero que llevó hasta la casa a una de las víctimas.