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SOCIEDAD

19 de diciembre de 2011

Un nadador discapacitado cruzó el Río de la Plata desde Colonia

Una epopeya sin precedentes

El nadador discapacitado Gustavo Villareal, en una epopeya sin precedentes en la Argentina, cruzó a nado el río de la Plata desde la ciudad uruguaya de Colonia en el marco de decirle "no a la droga, el tabaco y el alcohol".

El atleta, luego de nadar más casi 52 kilómetros y emplear casi 10 horas, llegó a la costa argentina en la Costanera Norte de la ciudad de Buenos Aires, donde fue recibido por una nutrida concurrencia que vivaron la proeza de Villaroel.

"Salimos hoy alrededor de las 10, a la altura de la ciudad de Colonia en Uruguay, pero el río estaba en malas condiciones, había mucho oleaje, pero igual seguimos adelante, cada 45 minutos tomaba jugo y me hidrataba", comenzó diciendo Villarroel.

"Nadé con cuatro amigos, la doctora Barbara Stheitlin y mi señora Claudia, quienes me acompañaban en una lancha, con apoyo desde Buenos Aires, de Alejandro Kalfayan, quien programó logísticamente la carta náutica para la travesía", afirmó el atleta.

Un Villarroel emocionado junto a su señora Claudia, pero a la vez satisfecho, agradeció a toda la gente que participó. "La ayuda de éste tipo de acciones es esencial para que el deportista pueda lograr su cometido".

Y agregó: "toda la familia del agua me ayudó tanto en lo económico como en lo emocional".

"Estoy muy cansado, cruzar el río de la Plata es muy difícil. Yo soy adicto recuperado y recordé que sabía nadar y fui guardavidas, dejé de fumar y gracias a los amigos que me apoyaron volví a nadar desde allá hasta acá", finalizó Villarroel.

Gustavo Villarroel, oriundo de la ciudad de Morón, con sus 50 años de lucha por el deporte de la manera que más lo apasiona: nadando, en el año 1982 sufrió un accidente con la moto que le provocó el apuntamiento de su pierna izquierda y cayó en una fuerte depresión que lo llevó a las drogas y al alcohol.

Según contó a Télam "estuve en ese infierno mucho tiempo, hasta que me pude dar cuenta de cómo había caído, en eso me ayudó mucho mi mujer Claudia".

"Ahí mi vida dio un giro, porque pude aceptar y reconocer que necesitaba el tratamiento y la ayuda de profesionales, y así fue que me interné en una comunidad terapéutica por dos años", señaló el atleta.

"Egresé con el alta en el 2002 y nunca más volví a consumir, para mí fue cómo volver a vivir", finalizó Gustavo quien hoy culminó la travesía de unir dos ciudades nadando desde Colonia en Uruguaya hasta la Ciudad de Buenos Aires, en la Costanera Norte.

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