Rafael Nadal sacó lo mejor de sí para dar vuelta una vez más los pronósticos, aun cuando se enfrentaba a un rival al que siempre dominó en el historial (ahora quedó 18-9 a favor del español), y tras cuatro sets de un juego intenso sacó boleto para la final del Abierto de Australia.

Roger Federer comenzó mejor y se llevó el primer parcial por 7-6(7). Parecía incluso que prolongaría la historia en el segundo, cuando quebró rápidamente el servicio del español. Pero éste se recuperó y selló un sorprendente 6-2.

En el tercero la histeria dominó la escena. El helvético cometió 25 errores no forzados y en el tie break esta vez se impuso Nadal, que necesitó de cinco oportunidades para cerrar el parcial. La cuarta y definitiva manga se definió prácticamente en el noveno juego, cuando el mallorquín rompió el saque de Federer y mantuvo el suyo para cerrar el encuentro (6-4).

En total, Federer registró 63 errores no forzados contra los 34 de su rival, que a su vez consiguió 36 tiros ganadores, diez menos que el suizo. Nadal fue más regular con el servicio (jugó el 77% de los puntos con el primer servicio) y concretó 6 de las 16 chances de quiebre que dispuso.

Federer intentó por varios caminos (subió a la red 57 veces, con una efectividad del 61%, contra apenas 15 del español, que sólo ganó allí cinco puntos), pero la falta de puntería, acaso condicionada por una confianza minada al enfrentar a su gran bestia negra, selló su suerte.

Nadal espera ahora por el ganador de la otra semifinal, la que disputarán el número uno del mundo, el serbio Novak Djokovic, el cuarto clasificado, y el escocés Andy Murray. Ante ambos tiene récord positivo: 16-13 y 13-5, respectivamente. Aunque, como recordó apenas terminó su partido con Federer, con “Nole” perdió las últimas seis finales que disputó.