Hace dos días el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, autorizó una segunda tanda de aumentos en lo que va de marzo. En la primera quincena los incrementos se dieron sobre productos de catorce compañías, entre las que figuraban varias líderes en consumo masivo, y cuyos artículos son polvos para lavar la ropa, yogures, pasta dental, alimentos congelados o pastas.

En los últimos días llegó una nueva autorización que alcanzaría a las principales marcas de yerba mate, como Rosamonte, CBSé, Amanda y La Tranquera. En este último caso, las subas están en línea con la reciente decisión del Ministerio de Agricultura, que acaba de autorizar un incremento del precio que reciben los productores yerbateros, que fue llevado a 1,70 pesos por kilo para la hoja verde y a 6,90 pesos para la canchada (ya secada). Por ese motivo, el kilo de yerba que a principios de año se conseguía a 11 pesos, hoy cuesta 15 pesos.

Y las noticias seguirán siendo negativas para el bolsillo de los jefes y jefas de hogar. Los tamberos se encuentran en pie de guerra y algunos analistas económicos aseguran que de conseguir una mejora en el precio pagado al productor –que como sucedía con los yerbateros de Misiones, reclaman que reciben hoy lo mismo que hace un año, pese a que sus costos aumentaron y también el precio del producto para el público–, se trasladará también a los pasillos del supermercado con un ajuste cercano al 10% en el litro de leche.

De todas formas, los productores aseguran que no es el sector primario el que termina inflando los precios de la góndola y que se debería poner la mira sobre la industria y las cadenas de supermercados. Actualmente los tamberos están recibiendo entre 1,45 y 1,50 pesos, mientras que el litro de leche al público no baja de los 5 pesos. Por ese motivo hoy estarán realizando una protesta en la ciudad de Rafaela.

Los aumentos también se están viendo en el mostrador de las carnicerías. Pero allí serían varios los factores que están influyendo. Uno de los principales es el climático. La sequía que afectó a gran parte de la región ganadera durante 2008 y 2009 todavía está influyendo en el precio final de la carne. Lo que sucedió fue que varios productores se vieron obligados a desprenderse de sus animales a un precio muy bajo y eso terminó en una caída abrupta del stock ganadero.

Ante la falta de oferta de animales, el precio del kilo vivo subió notoriamente, disminuyó la faena y en las carnicerías los consumidores empezaron a cuidarse y a elegir bien los cortes. Los primeros en ser descartados son los que tienen huesos como el asado de tira de ternera que no baja de 47 pesos el kilo. Las pulpas de primera calidad, como la bola de lomo y el jamón cuadrado también rondan entre los 46 pesos, pero al ser 100 por ciento pulpa el aprovechamiento de la compra es mayor.

De esta manera, el reacomodamiento de precios que permitió Moreno hace que los santafesinos tengan que recorrer mucho y mirar bien los precios para decidir su compra.